Empiezas en una isla donde tienes que hablar con un señor misterioso, haces un par de recados y te lanzas a la aventura, tienes 3 barcos, el pequeño, el mediano y el grande. No te cojas el grande pensando que mola más si vas solo o con un amigo, porque es inmenso y lo tienes que controlar solo. El juego no tiene más misterio que hacer misiones, las cuales la parte más complicada es llegar, porque tienes que buscar en un mapa la isla, que uno se quede abajo guiando y otro conduciendo. Esta complicación viene cuando necesitas a alguien para el timón, alguien para las velas, alguien para el mapa y alguien arriba para indicarte que no te pegues un viaje con una roca.
Es verdad que nuestras misiones han sido simples de narices y que quizás tendríamos que haber avanzado un poco más, pero el tedio de repetir el mismo tipo de misiones sabiendo que no íbamos a progresar ni un ápice más que poner más bonito al personaje y al barco nos superó en ganas y hemos acabado jugando a otras cosas.